En este artículo trataré de explicar por qué nos cuesta tanto pedir perdón. Esa sensación de orgullo herido, el pensar que hemos fallado y ha sido culpa nuestra, nos hace sentir débiles y fracasados. La mayoría de nosotros lo llevamos muy mal. Sigue leyendo y descubrirás por qué.
Tras inundarse la cocina por tercera vez en dos meses, Manuel decidió que era el momento de arreglar la lavadora. Buscó algo de ropa vieja, recopiló sus herramientas y se puso manos a la obra.
Cuatro horas después, ahí estaba: tirado en el suelo, empapado hasta las cejas, con la lavadora medio desmontada y sin funcionar. Cada pocos minutos juraba en arameo y liberaba algún que otro improperio. No había manera.
Mientras tanto, Trinidad iba y venia por la casa, colocando cosas. De vez en cuando preguntaba a su marido por sus avances hasta que, viendo que iba a ser peor el remedio que la enfermedad, terminó de perder la esperanza.
– Trinidad: Déjalo Manolo, mañana llamamos a un fontanero y que lo arregle él.
– Manuel: Tranquila Trini que está controlado. En un ratito está como nueva.
– Trinidad: Eso llevas diciendo dos horas. ¿Has avanzado algo desde entonces?
– Manuel: Sé perfectamente lo que hago. Si prefieres arreglarla tú, es toda tuya.
– Trinidad: No quiero arreglarla yo, ¡por eso te digo que llamemos a un fontanero!
– Manuel: ¡Pues veremos a ver si no van la lavadora y el fontanero por la ventana!
Esta conversación, con la que quizá te sientas identificado, es equiparable a intentar arreglar cualquier otro artilugio, a cuando vais en el coche y llegáis tarde al destino porque no se encuentra el camino o a cualquier otra en la que el hombre se niega a reconocer que se está equivocando o necesita ayuda. De pedir perdón, ni hablamos.
Índice
Diferencias de percepción
Hombres y mujeres percibimos el mundo de forma diferente. Mientras los hombres se centran en resultados, objetivos, eficiencia y reputación, las mujeres prefieren la comunicación, colaboración, armonía y relaciones personales.
Nuestros cerebros están programados de forma diferente. Mientras las niñas reaccionan ante la gente, a los niños les atraen más los objetos y sus formas.
Con aproximadamente tres meses de edad, las niñas ya distinguen a los miembros de su familia. Los niños, en cambio, tienen más facilidad para encontrar sus juguetes. Ya en el colegio, las niñas suelen sentarse a conversar en círculos, sin que haya nadie que destaque por encima del resto. Los niños jugarán a hacer carreras o a ver quién es mejor en fútbol o baloncesto.
Mientras unas buscan crear lazos de unión y colaboración, otros compiten por tener un puesto más alto en la jerarquía de la clase.
Ellos compiten, ellas colaboran
Ya hemos dicho que en los grupos de mujeres, cuando se reúnen, no hay nadie que lleve la voz cantante. Todas las integrantes participan, colaboran y exponen su opinión sin imponer nada a las demás. Nadie es más que nadie. Esta es la manera que tienen para crear y consolidar sus relaciones personales. Además, suelen tener una mejor amiga con la que comparten sus secretos.
Los grupos de niños funcionan de forma diferente. En ellos sí existe una jerarquía, y los líderes suelen ser fáciles de identificar. Estos vendrán determinados por sus habilidades, conocimientos o fortaleza física.
De esta forma es fácil de entender por qué las mujeres, cuando discuten con su pareja, prefieren «hablar sobre ello» y solucionarlo. Un hombre, en cambio, preferirá romper algún objeto y estar solo.
Lo que más valoramos
Los roles de hombres y mujeres han cambiado. Tras miles de años conviviendo con unas funciones muy definidas, en la actualidad contamos con una estructura cerebral inadecuada para los tiempos que corren.
Los hombres siempre se han sentido útiles y valiosos por sus logros y su trabajo. Las mujeres, por la relación con las personas de su entorno. Ellos tenían la obligación de cazar y conseguir alimento, y ellas debían proteger su hogar y asegurar la supervivencia de sus hijos.
Por todo esto, podemos decir que si un hombre está insatisfecho con su trabajo, le resultará casi imposible centrarse en sus relaciones personales. De la misma forma, si una mujer siente que falla en sus relaciones personales, no podrá concentrarse en su trabajo.
Pedir perdón: ¿Por qué los hombres odian equivocarse?
Imagínate la siguiente situación: Una familia primitiva en la cueva, alrededor del fuego. No han comido nada en todo el día y el cansancio empieza a hacer mella.
El hombre se encuentra vigilando la entrada, pensativo. No se puede quitar de la cabeza que, si no consigue algo de alimento pronto, su familia corre el riesgo de morir de hambre.
Sabe que ellos confían en él, no puede fallar. ¿Lo conseguirá esta vez? ¿Saldrá herido como consecuencia de su escasez de fuerzas?
Varios miles de años intentando no fracasar han calado hondo en la estructura cerebral del hombre. Cuando este se equivoca, siente que ha fallado a su familia.
Cuando Trinidad le dice a Manuel «no te preocupes, mañana llamamos a un fontanero para que arregle la lavadora», lo que en realidad entiende es que es un incompetente que no ha sido capaz de arreglarla por sí mismo. Si Manuel viviera solo, no tendría ningún problema en llamar a quien sea y pedir ayuda. No tendrá que pedir perdón por su ignorancia.
Conclusiones
No pasa nada por reconocer las cosas. No se puede saber de todo. Tenemos que entender que no se trata de una crítica, sino de ofrecer ayuda, y no hay que tomárselo como un fracaso. Al contrario de lo que solemos pensar, una mujer valorará y apreciará más a su marido cuando este reconoce sus fallos o se disculpa.
Tu turno: ¿Te cuesta reconocer tus errores? ¿Lo haces habitualmente?
Si ves que no consigues hacer algo, ¿te cuesta horrores pedir ayuda? ¡Déjanos tu comentario y comparte el artículo en redes sociales!
Mari Angeles says
Esta vez lo has clavao, mira q os cuesta reconocer que no sabeis o no podéis hacer algo, aunque van cambiando las cosas… Esto va despacio.
Antonio S. says
Hoy te ha gustado más, eh? jajaj
Manuel says
Jajajaja, Pues no habré tenido yo engorilamientos así, aunque la verdad es que me va dando menos pereza ir delegando tareas a profesionales y aprovechar ese tiempo que pierdes y ¡que no recuperas más!, no sé…será que vamos evolucionando?…;-)
Antonio S. says
La verdad es que te paras a pensar en el tiempo que pierdes y te planteas si realmente merece la pena. Muchas veces no hace falta engorilarse! jajaja
Adriana says
Lamentablemente quien busca respuesta soy yo y no mi marido. Muchas veces hemos peleado por distintas situaciones pero el nunca me pidió perdón ,solo cuando yo se lo pedí porque no podía continuar con el si no se arrepentía de haberme tratado mal . Es muy orgulloso ,pero ni siquiera veo algún gesto de el de estar arrepentido. Gracias por tantas aclaraciones .
Antonio S. says
Hola Adriana! muchas gracias por tu comentario.
Me alegro de que te haya sido útil el artículo. Ya ves que no es culpa tuya para nada, de hecho lo estás haciendo muy bien. Somos bastante orgullosos en este aspecto y nos cuesta mucho reconocerlo.
Sigue adelante y mucho ánimo.
María says
Mi esposo nos dejó,fue una situación muy difícil,porque fue el quien desidio irce de casa,ahora mi hijo no quiere estar con el y el dice que es mi culpa,fue una situación abrumadora y el no reconoce lo que nos lastimó.Porque? Y como luchar con esto?
Myr says
Los hombres siempre echan la culpa a la mujer, si sus argumentos fallan, pasan a decir que ella esta loca. Es de manual. Que venga a buscar al niño, mientras no este en peligro, ya se dara cuenta por si mismo que el niño es genuino…
Antonio S. says
Hola Myr, gracias por tu comentario.
Supongo que hay de todo en ambos bandos, pasa siempre.
No entiendo la última parte, la del niño.
Saludos
Roxx says
a mi esposo le cuesta mucho reconocer que se equivoca de hecho siempre me dice que por mi culpa se hace todo grande por mi culpa esto y lo otro, el nunca puede reconocer que estuvo mal al contrario se enfrasca en cualquier cosa que yo diga mal para poder culparme SIEMPRE. me molesta mucho que no escuche y al final el se hace el enojado y resulta que la culpable soy yo. A veces cedo por no seguir discutiendo por puras tonterias porque no son cosas serias pero la verdad ya me siento cansada de que yo simper ceda y el en su papel de creer que tiene la razon. Habra algun consejo con el que yo pudiera ayudarle a ver que no pasa nada si reconoce sus errores??? Gracias
Antonio S. says
¡Hola Roxx!
Sí, lamentablemente tu caso no es aislado, muchos somos así… y es difícil cambiarlo. Con que sepas que es algo habitual, ya es bastante. Prueba a pedirle que lea el artículo y nos cuentas! jeje.
Gracias por tu comentario!
Yuyu says
Ok. Ya leí que esto es más habitual de lo que pensaba, las leo y hasta pareciera que alguien escribió acerca de mi y de mi marido.
La cuestión es si confrontar a tu marido con la responsabilidad de sus acciones no va a funcionar porque no le gusta reconocer su culpa . Entonces, de qué manera se arregla esto??
Porque tampoco creo que uno se tenga que resignar.
Tendrá usted algún consejo , de cómo manejar mejor la comunicación con el marido?
Antonio S. says
Es difícil de gestionar, intenta hacerle ver que no es problema reconocer los errores y reconócelo cuando sea error tuyo, para que vea que es algo normal que a todo el mundo le pasa. ¡Y mucha paciencia!