Los problemas de pareja están a la orden del día. Todo aquel que diga que nunca discute con su pareja, sencillamente miente. Se puede discutir por casi cualquier cosa, pero todo se debe básicamente a una razón: somos diferentes porque hemos evolucionado de forma diferente. En este artículo intentaré arrojar algo de luz sobre un tema que nos afecta a todos, a no ser que estemos decididos a vivir solos toda la vida.
Índice
Echando la vista atrás…
Históricamente, hombres mujeres han tenido muy claras sus funciones y utilidad dentro del núcleo familiar. En la prehistoria, el hombre era el encargado de procurar alimento a su familia, así como de protegerles de intrusos y enemigos. Se aventuraba todos los días por terrenos hostiles y peligrosos con un objetivo claro: cazar y conseguir comida.
Su éxito como cazador y protector definía su valía como hombre, y la mujer le reconocía este mérito. Prácticamente no tenía que preocuparse de nada más.
La mujer, en cambio, se sentía útil cuidando a los niños, protegiendo y controlando la cueva y recolectando frutos de zonas cercanas y menos peligrosas.
Su rol también estaba muy bien definido: tenía que prestar especial atención al cambio en el comportamiento de los niños (hambre, dolor, sueño…) e identificar cualquier señal de peligro para la cueva. En definitiva y como se suele decir, necesitaba tener mil ojos para percibir hasta el más mínimo detalle dentro de su entorno.
Su éxito como mujer venía marcado por el cuidado de su familia, y el hombre la valoraba por ello.
Al final del día, él entregaba su presa a cambio de los frutos recolectados, y todos comían juntos. Después de cenar, agotados por el esfuerzo, los hombres se reunían a descansar alrededor del fuego, el equivalente al sofá con la tele de hoy en día.
Era impensable que la mujer arriesgara su vida cazando, pues había sido dotada con un don casi sagrado para una función mucho más importante: ella era la portadora del bebé y, por este motivo, la evolución de la especie dependía de ella.
A pesar de los múltiples peligros, las relaciones estaban claras. Todos los miembros de la familia tenían la misma importancia, y nadie se consideraba más importante que nadie. Así fue durante miles de años de evolución.
Como consecuencia de esta híper especialización de tareas, hombres y mujeres hemos desarrollado una estructura cerebral completamente diferente, con distintas habilidades orientadas a una mejor ejecución de nuestras funciones:
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La visión
Una de las diferencias más evidentes. En su papel de cazador, el hombre tenía que ser capaz de avistar en la distancia a sus presas, acertar en el blanco y perseguirlas con la mirada si se alejaban heridas. Por eso desarrolló la visión cilíndrica o de túnel: su fuerte eran las distancias largas.
La mujer, en cambio, se manejaba a corta distancia. No necesitaba ver lo que sucedía a lo lejos, sino apreciar cualquier peligro cercano y tener controlados a todos los niños a la vez. Para ello, amplió su ángulo de visión hasta casi 180º, lo que conocemos como visión periférica.
En este post descubrirás la utilidad de cada una en la actualidad y quién salió ganando en la evolución.
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El tacto
Aquí la diferencia también es palpable: la piel de la mujer es, al menos, 10 veces más sensible al tacto que la del hombre.
La oxitocina es la hormona encargada de estimular la necesidad de mantener contacto físico con otras personas. Esta se libera en grandes cantidades durante el parto y la lactancia, lo que explica que las mujeres den más importancia al hecho de abrazar y ser abrazadas que los hombres.
Nuestra piel es más gruesa debido, una vez más, a nuestro pasado como cazadores. Esta nos proporcionaba mayor protección frente a los ataques cuerpo a cuerpo.
Se estima que por cada hombre que toca a otro hombre durante el transcurso de una conversación, 6 mujeres repiten el mismo gesto.
No te pierdas el artículo el poder de un abrazo, donde tratamos este tema en mayor profundidad.
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El oído
Hombres y mujeres escuchamos de forma diferente: ellas tienen mejor oído que nosotros, además de una mayor facilidad para distinguir los sonidos agudos, mientras que nosotros podemos localizar mejor su procedencia. En este artículo sobre el oído tienes todo lo que necesitas saber.
Si se escuchara un ruido en medio de la noche, casi con total seguridad, ella sería la primera en oírlo, ya que su cerebro está programado para escuchar el llanto de un bebé en cualquier momento. El hombre, en cambio, de conseguir despertarse, tendría mayor facilidad para averiguar de dónde viene, gracias a sus habilidades espaciales. Esta habilidad, que durante la caza le permitía localizar a sus presas cuando hacían ruido, le fue de gran ayuda en el pasado. Hoy en día, por desgracia, ya no resulta tan útil.
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Habilidades espaciales
Sin duda, el punto fuerte de los hombres. Durante su época de cazador, además de conocer el terreno por donde se movía para no perderse, tenían que ser capaces de calcular mentalmente la velocidad de movimiento de su presa, su distancia y la fuerza con la que tenían que tirar la lanza, muy probablemente mientras iban corriendo. De todo esto dependía que tanto su familia como ellos comieran ese día, por lo que se trataba de una habilidad de suma importancia.
La mujer, por su parte, nunca necesitó cazar ni encontrar el camino de vuelta, por lo que es lógico que sus habilidades espaciales sean más limitadas. Se estima que solo el 10% de la población femenina tiene unas habilidades espaciales desarrolladas, lo que explica el hecho, frecuentemente considerado como sexista, de que tengan mayores dificultades para conducir o aparcar.
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Habilidades comunicativas
El punto fuerte de ellas. Si nos volvemos a remontar a la historia, durante la caza, el hombre tenía que permanecer en sigilo para acechar mejor a sus presas sin ser descubierto. Las mujeres, por el contrario, permanecían en la cueva al cuidado de los niños, pero también pasaban gran parte del tiempo comunicándose entre ellas.
Como consecuencia de esto, hoy en día las niñas comienzan a hablar antes que los niños, doblándoles en vocabulario a la edad de 3 años. Ya en la edad adulta, los hombres tienden a vocalizar menos y a trabarse más. Cuando se reúnen en grupo para ver la televisión, deportes frecuentemente, lo que suele pasar es que permanecen atentos frente al televisor, en silencio. Las mujeres utilizan como excusa algún programa de televisión para charlar durante horas. Otro ejemplo llamativo son las conversaciones telefónicas. Por lo general, un hombre solo utilizará el teléfono si es un asunto urgente, mientras que una mujer llamará a una amiga a la que acaba de ver y seguirán hablando durante horas.
Problemas de pareja: situación actual
En la actualidad, el alimento de la familia no depende exclusivamente del hombre, ni se espera que la mujer se quede en casa cuidando de los niños. Ahora vivimos en pareja por amor y realización personal, ya que, gracias a los fondos de pensiones, la Seguridad Social y algunos otros organismos gubernamentales, la supervivencia ya no es tan crítica como lo era antes. Desde los años 60 la mujer se ha ido incorporando de manera progresiva al mundo laboral, y la estructura familiar que tenían nuestros abuelos y sus antepasados está cada vez más obsoleta.
Por primera vez en la historia, hombres y mujeres tienen dudas sobre su rol dentro de la familia, y son muy frecuentes las discusiones sobre qué tareas debería realizar cada uno, especialmente las relacionadas con la limpieza y cuidado de la casa. Este es uno de los principales detonantes de los problemas de pareja.
Así pues, parece claro que un pacto previo entre las dos partes sobre el reparto de tareas, en función de los gustos o habilidades de cada uno, puede ahorrarnos muchos quebraderos de cabeza.
Y tú, ¿qué haces para evitar los problemas de pareja? ¿Cómo hacéis el reparto de tareas en casa? ¿Cuáles son los motivos de discusión más frecuentes? ¡Cuéntanoslo en los comentarios y no te olvides de compartir si te ha gustado!
Me encanta!!sobre todo por que lo ha escrito un hombre , eres un crack Antonio,te seguiremos todos los lunes.
Gracias Ana 🙂
Me encanta, está muy bien escrito y lleva razón en muchas cosas. Que grande eres Antonio S. Deseando leer los siguientes post que publiques.
¡Así da gusto! Gracias Vanessa, todos los lunes a las 9 nos vemos por aquí 😉
Leyendo este post…creo que tengo mucho que decir sobre él!!
Creo que las tareas se deben equiparar, que todo se tendría que repartir, es perfecta la solución al conflicto. Igual que nosotras por fin hemos llegado a tener un papel casi igual en la sociedad al que tiene el hombre, los hombres debéis llegar a lo mismo en la casa. Todos salimos a cazar y a estar en la cueva después!
Y sí… frecuentemente lucho por que mi pareja para que levante el culo del sofá y me ayude a hacer la cena! Jaja
Menos mal que a veces se va redirigiendo!
Sí, estoy de acuerdo contigo. cada vez se van equiparando más los roles y hay que dejar claras las reglas del juego, para no lamentarnos después.
No seas muy dura con él, seguro que se esfuerza mucho por hacerlo lo mejor posible!
Ebc, yo creo q nos queda muchos para ser iguales, fuera y dentro de la cueva, en todo aquello de la liberación de la mujer salimos perdiendo, yo siempre digo q la invento un hombre, salimos de la cueva para cazar y ellos no entraron en igualdad de condiciones.
Está claro que todavía hay mucho que mejorar en el tema de la igualdad, pero se va equiparando con lucha y esfuerzo, y va quedando claro que las mujeres también formamos parte de la sociedad y podemos llegar a ser igual que ellos y a desempeñar el mismo papel en muchos trabajos que siempre se han concebido como para hombres.
Con respecto a los hombres en la casa, creo que eso se debe enseñar por igual desde pequeños. Y también creo que ha cambiado, que el panorama de ahora ya no es el hombre sentado en el sofá mientras la mujer hace la comida. Ha costado, pero creo que va cambiando. Aunque las dos cosas muy lentamente…
Será q los cambios me han pillado un poco mayor y no los aprecio a ser lentamente Jajajajaja
Muy bien explicado todo en algunas cosillas no estoy muy de acuerdo pero por lo general está muy acertado
Cuéntanoslas si quieres y debatimos! Hay que tener en cuenta que esto es genérico, hablamos de porcentajes y mayorías. Siempre hay excepciones, pero esto es lo más frecuente.
Gracias por comentar!